Las licencias médicas psiquiátricas han sido un elemento de conflicto y estigma desde hace ya varios años en nuestro país. Ya sea por como se perciben dentro del ambiente laboral o por mal manejo por parte de quienes las emiten indiscriminadamente.

En el siguiente artículo, el Dr. German Berardo, Médico Psiquiatra de nuestro equipo Enmente.clinic nos invita a refleccionar sobre este delicado tema y nos da su perspectiva de la realidad Chilena.

CULTURA

En la atención del día a día uno escucha en una gran cantidad de pacientes sobre trabajos nocturnos, largos traslados, estrés y temor a salir a la calle. El aumento de síntomas ansiosos e impotencia por cumplir con las responsabilidades laborales. Así mismo, la falta de tiempo para cuidar la salud física y mala alimentación en esos contextos, poca vida social y familiar, entre otros.

Estas condiciones van poniendo a esta población en un lugar de vulnerabilidad psicofísica a mediano plazo y se ha ido naturalizando. Para frenar esto, la solicitud de licencias médicas psiquiátricas como motivo de consulta en psiquiatría.

Los cuadros observados, en general, son reacciones ansiosodepresivas a ese esfuerzo, cuadros depresivos formales, no mayores, aunque a veces sostenidos en el tiempo.

Las herramientas psíquicas necesaria para enfrentar condiciones de trabajo establecidas (exigencias del sistema y de los mismos consultantes), en general no son suficientes, más allá del esfuerzo en encajar. Hay como cierta naturalización de la exigencia laboral y una sobreestimación del poder enfrentarla.

 

 

 

 

IMPACTO

La salud mental de cientos de personas fue afectada durante los días que siguieron al estallido social de octubre de 2019. Cuadros de angustia, estrés y ansiedad se desarrollaron o acentuaron durante las jornadas de protestas a nivel nacional.

A fines de noviembre de ese año, la exsubsecretaria de Salud Pública Chilena, Paula Daza, reveló que las licencias médicas psiquiátricas relacionadas a trastornos mentales ingresadas a la Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez (Compin) aumentaron un 22% en casi un mes.

Y si la situación posterior a los hechos de octubre y noviembre ya eran preocupantes, la pandemia del coronavirus que llegó al país en marzo del 2020 empeoró todo: el encierro obligatorio de las cuarentenas liquidó puestos laborales e ingresos familiares. Junto a eso, el régimen de teletrabajo también motivó aumentos de cuadros de ansiedad.

Sin ir más lejos, según un informe estadístico de la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso), las licencias por salud mental llegaron a ser un 28,7% del total durante 2020, con 1.730.263 emitidas. La más alta, seguida de las patologías osteomusculares con 17,4%.

Pero, a pesar de que las enfermedades de salud mental, como la depresión y la ansiedad, son totalmente validadas dentro de la comunidad médica, aún los pacientes que las sufren tienen problemas a la hora de que su respectivo seguro de salud pague sus licencias. En 2019, la tasa de rechazo de ellas en isapres (seguro de salud) llegaba al 28,2%.

Rechazos.

Hay varias razones por las cuales el sistema puede rechazar licencias por salud mental. El primero es que las licencias llegan a un sistema informático que aprueba o rechaza de forma automática los documentos por la emisión de licencias psiquiátricas falsas porque se cree que los pacientes fingen estar enfermos. Hay un registro interno de médicos que emiten licencias fraudulentas, aunque en general son la excepción.

Otras razones son la mala evaluación con tendencia al rechazo por la falta de personal calificado para estudiar las licencias médicas psiquiátricas, que no tienen por falta de sueldos competitivos, y si viene firmada por un médico general, siendo este hecho común ya que a la población le cuesta acceder al alto costo de la salud mental en el país, también es rechazada.

Los chilenos diagnosticados con cuadros psiquiátricos deben enfrentar un largo periplo antes de, si lo consiguen, obtener los días de reposo necesario para recuperarse de esas situaciones, sumado a los costos de las consultas de psicólogos y de psiquiatras que suben progresivamente de precio por la falta de competencia y alta demanda.

Finalmente, muchos pacientes abandonan la pelea y trabajan enfermos por motivos económicos u otros viven meses antes que les paguen.

CONCIENCIA

Revisando notas de diarios, doy cuenta que viene hace muchos años todo igual. Más allá de las distintas gestiones que han atravesado no se ha podido modificar la cuestión.

El malestar en la cultura es un ensayo de Sigmund Freud de 1930 que dice que mientras la cultura intenta instaurar unidades sociales cada vez mayores, genera más insatisfacción y sufrimiento. Cuanto más se desarrolla la cultura, más crece el malestar. Se hace explícita que el sometimiento de la civilización a las necesidades económicas impone un pesado tributo.

Todos forman parte de este juego. Por ejemplo, las isapres, son juez y parte en este proceso desde el punto de vista de la ley. Pueden juzgar si lo otorgan o no lo otorgan en general con escasas argumentaciones.

También genera mucha curiosidad que los médicos no se hayan definido al respecto. El Colegio Médico no ha tenido una voz clara en cuánto a que los médicos no son delincuentes y no pueden ser tratados así.

Esto me hace pensar en la guerra por el poder y el privilegio sostenido por varios actores. Nadie afloja esta tirante cuerda que en cualquier momento se romperá. Por ahora, lamentablemente, lo más económico resulta ser recortar los derechos del paciente al reposo.

 

Dr. Germán Berardo

Médico Psiquiatra

Comments are closed.