Según la Asociación Americana de Psicología, la ecoansiedad es “el temor crónico a un cataclismo ambiental y el estrés causado por observar los impactos aparentemente irrevocables del cambio climático y por la preocupación ante el futuro propio y el de las futuras generaciones”.

Con esa definición queremos iniciar este artículo, el cual pretende describir uno de los conceptos más reiterativo en la salud mental de los jóvenes en el último tiempo.

La opinión de los Jóvenes

La crisis climática también es una crisis para nuestra salud mental, sobre todo la de una juventud, la cual, cada día más, demuestra su disconformidad con mundo que le estamos dejando a nuestras futuras generaciones. Así lo muestra un informe reciente de The Lancet donde participaron 10 000 personas entre seis y 25 años de diez países distintos, la que arrojó información, sin duda, preocupante en materia de salud mental:

    • Un 59% está muy o extremadamente preocupado ante el cambio climático.
    • Si hablamos de emociones, más de un 50% siente: tristeza, ansiedad, enfado, culpa, impotencia y/o indefensión.
    • Más de un 45% asegura que sus sentimientos ante esta crisis afectan negativamente a su vida y funcionamiento diarios.

 

Las causas

Con respecto a las causas que generan ecoansiedad en la juventud, este mismo estudio pone énfasis en la falta de acción de representantes políticos y mundo adulto. Traición y abandono ante una respuesta de los gobiernos insuficiente son sentimientos muy comunes entre las personas más jóvenes. Como consecuencia, hay quienes optan por el silencio y prefieren no hablar del tema, otros pierden la esperanza y dejan de actuar y otros se llenan de energía para poner su grano de arena.

Sin duda, esta última opción suena mejor, ¿no?

Cómo disminuir la ecoansiedad?

Lo primero que te podemos sugerir es… cambiar el chip y actúar en positivo: cuando cambies comportamientos no lo hagas desde un sentimiento de sacrificio o renuncia. Contribuir a mejorar el planeta nunca es un sacrificio, muy por el contrario. Es importante pensar siempre en todo lo que ganamos y centrarnos en emociones positivas: esperanza, solidaridad, responsabilidad social, etc.

No desprecies los cambios individuales: Mira a tu alrededor y piensa qué comportamientos podrías comenzar a adoptar para contribuir a reducir nuestro desgaste del planeta, ¡todo suma! Y, por supuesto, exige al mismo tiempo a empresas, gobiernos e instituciones que adopten medidas reales, contundentes y eficaces contra la crisis climática. Actúa local y piensa global.

Conecta con personas que piensen como tú: ¡no estás solo o sola! Cada vez hay más personas sumándose al cambio. Conectar con ellas y unir fuerzas te llenará de energía y motivación. Participa en tu comunidad de vecinos y vecinas, busca grupos online y ayuda a tu comunidad desde tus posibilidades.

Fórmate e infórmate de manera responsable: cada vez hay formaciones para aprender sobre la crisis climática e inspirarte con el ejemplo de profesionales y activistas. Por otro lado, evita la sobreinformación y acude siempre a fuentes fiables.

Cuida tu salud: la salud del planeta no es ningún juego, ¡y la tuya tampoco! Así que cuida cuerpo y mente para evitar cualquier tipo de ansiedad. Duerme, adopta una alimentación saludable, haz ejercicio y acude a un especialista siempre que lo necesites.

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